En el cadismo está muy claro que, ante el Celta de Vigo, lo que se buscaba era una victoria. Sin embargo, las circunstancias fueron acotando la posibilidad de la misma, y con el paso de los minutos y la alta efectividad gallega, los de Mauricio Pellegrino tuvieron que subirse al tren de la épica para no quedar prácticamente desahuciados en la lucha por la permanencia. Fue en ese momento cuando apareció el Cádiz CF más “aguerrido”, en palabras de Darwin Machís.
Los cambios funcionaron y el Nuevo Mirandilla volvió a recordar a ese estadio de donde es sumamente imposible sacar puntos. Se estrenó Juanmi, en el que el cadismo deposita grandes esperanzas para lograr la permanencia, y el Cádiz volvió a anotar goles sin necesidad del balón parado. Ciertos factores que son vitales para el objetivo. Y, en el minuto 100, llegó el éxtasis con el golazo de Darwin Machís.
Sí, no se ganó el encuentro, pero el tanto del venezolano recordó a otros tantos que sirvieron para cambiar toda una dinámica. Por ejemplo, aquel que anotaba Negredo en Pucela para cambiarle la cara al curso amarillo. Sí, no se ganó, pero el cadismo extrajo un motivo y una ilusión a la que agarrarse. Y eso, quizás, sea el triunfo más importante de la era Mauricio Pellegrino. Ahora toca Vallecas.
